El autor. Talca (Chile), 1950. Novelista y poeta. Muy ligado a través de su familia y del mismo a las salitreras del desierto de Atacama, al norte de Chile, y, de hecho, es conocido principalmente por sus novelas ambientadas en la pampa salitrera. Su primera novela, La Reina Isabel cantaba rancheras, que lo catapultó a la fama en 1994 y le granjeó sus primeros premiosimportantes (antes, escribiendo poesía, había ganado 26 galardones en concursos menores): el del Consejo Nacional del Libro y la Lectura, más una mención en el Municipal de Santiago. Desde entonces, este libro se ha convertido en una de las obras literarias de más vasta difusión de la narrativa chilena reciente. Su siguiente novela, Himno del ángel parado en una pata (1996), volvió a recibir el premio del citado Consejo, consolidándolo como escritor. Sus novelas siguientes fueron: Fatamorgana de amor con banda de música (1998), Los trenes se van al purgatorio (2000), Santa María de las flores negras (2002), Canción para caminar sobre las aguas (2004), Romance del duende que me escribe las novelas (2005), El fantasista (2006), Mi nombre es Malarrosa (2008), La contadora de películas (2009), El arte de la resurrección (2010), El escritor de epitafios (2011), Historia de amor con hombre bailando (2013), El vendedor de pájaros (2014), La muerte es una vieja historia (2015), La muerte tiene olor a pachulí (2016), La muerte se desnuda en La Habana (2017), El hombre que miraba al cielo (2018). También ha escrito cuentos. Ha recibido, además de los ya mencionados, otros importantes galardones, entre ellos el Premio Alfaguara de Novela 2010. Sus obras han sido traducidas a diferentes idiomas. En 2001 fue nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras por el Ministerio de Cultura de Francia.

La Obra.

   

Libro de autor chileno editado en Argentina y ahora comentado por mí, un español al que un amigo –un gran amigo chileno, médico prestigioso, Hernán García- se lo obsequio. El mundo es muy pequeño para las amistades de verdad y, en ocasiones, para la literatura.

Esta obra, la quinta del escritor, cuenta los hechos acontecidos en diciembre de 1907 en la ciudad de Iquique, donde miles de obreros del salitre se apostaron en la Escuela Domingo Santa María, llegados desde las oficinas salitreras del Desierto de Atacama para protestar por mejorar sus precarias condiciones de vida. Esta huelga terminó con una de las matanzas más crueles y sanguinarias de la historia del Chile del siglo XX: la Matanza de la Escuela Santa María de Iquique, donde murieron más de tres mil hombres, mujeres y niños.

La novela entremezcla personajes reales y ficticios y en ella se describen las distintas vivencias cotidianas, amores y desamores, conflictos morales, políticos y sociales de un grupo de amigos salitreros: Olegario Santana, el verdadero protagonista de la historia, dicen que creado como un homenaje a su padre – “un descreído de la política, pero que iba a las huelgas, porque decía que no era ningún rompe huelgas”-, Domingo Domínguez y José Pintor, tres amigos inseparables veteranos; también juegan papel, entre otros, personajes como Gregoria Becerra, Idilio Montaño, Liria María, cuyas expectativas de vida no son muy diferentes. Esta novela al autor, lo confiesa, le dolió escribirla, dado que durante el proceso “descubrí barbaridades que me daban ganas de tirar la computadora a la mierda, que me hacían necesitar urgentemente un respiro y dejar todo. Como que los militares chilenos estrenaron ametralladoras contra los obreros, para probarlas”.

El lenguaje que se emplea en esta obra no deja de ser especial, muy apegado a las circunstancias pero con empleo frecuente de las metáforas, lo que potencia con eficacia la sensación ambiental de soledad, la grandeza y la miseria del desierto (“el silencio mineral de los cerros”, las sombras de dos jotes –que cuando están sobre el techo de la casa semejan un par de viejitos- , “entrecruzándose en el suelo, van rayando la blancura infinita de las planicies salitreras”, “orfandades de Dios”), en la que viven los protagonistas, lo que para más de un lector puede resultar un poco cuesta arriba. Lo que es indudable es que en este libro se capta de forma magistral el ambiente social en que se desenvuelve la vida de los personajes, y que, en alguna medida –se puede discutir- se podría encuadrar en el género de novela histórica, en la que se relata, no siempre ateniéndose a la estricta realidad, las vicisitudes de un pueblo sometido por un sistema donde el poder se ejerce por sectores de la sociedad, cuyo capitalismo dominante, les proporciona el derecho de aniquilar al otro para conseguir sus propósitos, mientras “los jotes siguen planeando en lentos círculos sobre sus cabezas”. Un buen final para una triste historia, una de las más traumáticas para el Chile del siglo XX.