El autor. Nacido en Londres, 1954. Novelista, autor teatral, guionista y director de cine. Hijo de inglesa y pakistaní. Estudió filosofía en la Universidad de Londres. Comenzó a escribir obras de teatro mientras trabajaba como mecanógrafo en los estudios Riverside de Londres. Su primer guión teatral, La madre patria, ganó el premio de la Thames Television en 1980, lo que le sirvió para que fuera nombrado como autor fijo del teatro Royal Court. Con su guión de película, Mi hermosa lavandería, le llegó realmente la fama. Londres me mata, se trata de un guión y película dirigida por el mismo. Aparte de historias cortas y guiones, ha publicado las siguientes novelas: El buda de los suburbios, 1990, premio Whitbread; El álbum negro,1995; Intimidad, 1998; El regalo de Gabriel, 2001; El cuerpo, 2003; Algo que contarte, 2008; La última palabra, 2014, y Nada de nada, 2018. Kureishi es profesor de Escritura Creativa en la Universidad de Kensington y comendador de la Orden del Imperio Británico.

La Obra.


   

Un escritor que se vale mucho de sus experiencias personales, que no fueron pocas, aunque asegura que somete la realidad a la ficción. Dejémoslo en que algo de eso puede que haya en Nada de nada, una obra adueñada por un humor lacerante, sexo descarnado, repleta de oscuridad (comedia negra), y en la que el crimen se presenta como una posibilidad de salida, de evasión ante lo insostenible. Su lectura te hará tropezar con destellos más o menos felices, del orden de: “…la imaginación es el lugar más peligroso de la tierra”, “El amor no se cierra como un grifo cuando uno quiere”, “Alaba a alguien una vez y será tuyo para siempre”.

La historia va de un viejo y achacoso director de cine, con brillante pasado profesional, que termina viéndose confinado en una silla de ruedas y que mantiene una relación de amor-odio con su bella esposa, veinte años más joven que él, mientras filma a escondidas las relaciones sexuales de ella con un tarambana, un sableador profesional, que bordea la senda de la delincuencia. Bien mirado, con sus matices, una trama nada inhabitual, un triángulo amoroso que rebosa desenfreno, sordidez, maldad, maquiavelismo, mezquindad, odio y toda otra serie de exageraciones.

Empleo de frases cortas. El libro, breve de por sí, se lee de un tirón. Y las cosas, ya se sabe, acaban como tienen que acabar, por lo general, y esta es una de esas situaciones en las que la historia termina como no nos esperábamos y queriéndonos convencer de que “morirse no está tan mal”. Pues eso, que de alguna forma hay que acabar. El poso que deja, a pesar de las situaciones casi dignas de carcajada y el tono de humor que lo serpentea a lo largo de sus páginas, es de tristeza. El envejecimiento y sus carencias, ya se sabe, no suelen ser una fuente, a pesar de los pesares, de muchas alegrías y de buenas noticia.