Camilo José Cela Conde. Cela, piel adentro. Ediciones Destino, Barcelona, 2016.

   
 

El autor. Madrid, 1946. Escritor, profesor emérito de la Universidad de las Islas Baleares e investigador. Hijo único del Premio Nobel de Literatura Camilo José Cela Trulock. En la actualidad está casado, en terceras nupcias, con Cristina Rincón Ruiz, médico adjunto del Servicio de Urgencias del Hospital Infanta Leonor de Madrid. Ha sido director del Laboratorio de Sistemática Humana de la Universidad de las Islas Baleares. Fue decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de las Islas Baleares. Ha sido profesor visitante en la University of California y es fellow de la American Association for the Advancement of Science, miembro del Center for Academic Research and Teaching in Anthropogeny (San Diego) y miembro del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano (México). Recibió el premio Miguel de los Santos Oliver de periodismo. Publicó su primera obra, El reto de los halcones, en 1975. Es autor, junto a Francisco Ayala, de Senderos de la evolución humana (2002), La piedra que se volvió palabra (2006), Human evolution (2007) y Evolución humana (2013). A parte de otras contribuciones, en el año 1989 publicó Cela, mi padre. La vida íntima y literaria de Camilo José Cela contada por su hijo y, en el 2016, Cela, piel adentro. Colaborador en prensa.

 

 

 

 



La Obra.


   

Leí Cela, mi padre, hace ya bastantes años, libro comprado en una librería de viejo en Oporto. ¿Quién me iba a decir a mí que pasado el tiempo terminaría conociendo a su autor? La para mí más que grata circunstancia se dio gracias a la inolvidable deferencia de ser invitado por Olga Iglesias Fontal, alcaldesa de Triacastela (Lugo) al acto inaugural de una biblioteca dedicada al escritor Camilo José Cela (CJC), por el que siempre tuve una especial admiración, del que dispongo de un buen número de sus publicaciones y al que hice Miembro de Honor de la Sociedad de Pediatría de Galicia en base a su proceder con la Escuela del Departamento de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Santiago, con la que había tenido la gentileza de permitir que llevara su nombre. En la foto adjunta aparecen los participantes en dicho acto de inauguración celebrado en el Ayuntamiento de Triacastela, de izquierda a derecha: Jorge Cela, el hermano menor de CJC, un ser “entre emotivo y tierno”; el autor del libro, Camilo José Cela Conde; la alcaldesa de Triacastela; Luis López Pombo, experto en Genealogía y profundo conocedor de las raíces gallegas de CJC y, por último, Evaristo Lemos Pérez, quien, como testificó el propio CJC en una dedicatoria que le hizo de una de sus obras, se trata del “primer coleccionista de libros míos del mundo entero”. Imprescindible añadir que el bisabuelo de CJC era de una aldea de Triacastela (Meizarán, en la parroquia de Lamas de Biduedo), lo que justifica este homenaje que le hacen en la tierra de sus ancestros, y se llamaba Antonio Ramón Cela Pombo, lo que inevitablemente me lleva a recordar que por estos parajes tuvo sus orígenes mi primer apellido. Estuve en esa aldea y en la casa de los Cela en dos ocasiones, la primera acompañado del exdirector de la Real Academia de la Lengua Española, Darío Villanueva (en la foto aparece junto a la alcaldesa de Triacastela y el propietario de la casa, en la actualidad ya fallecido) y la segunda con el autor de Cela, piel adentro que, ahora sí, debo pasar a comentar.


Estamos ante un libro francamente ameno, donde el humor se encuentra muy presente. A nadie se le escapa que el biografiado se presta, no en vano se trata de un hombre que, aparte de ser un gran escritor, tuvo una vida acorde con su personalidad intensa, se podría asegurar que “como una de sus novelas, llena de color y de fuerza” (Artur Lunddkvist, académico sueco). Realmente CJC fue complejo, no sé si hasta decir que raro por dentro y hasta también por fuera. En el libro aparece una cita de un artículo de un médico, el doctor Santiago Prieto, que yo ya tenía localizada (Rev de Humanidades, vol 13, nº 1), publicado bajo el título de Camilo José Cela: genio, figura y el mundo por montera, un trabajo del que él mismo acaba haciendo un resumen: “Ególatra, soberbio, procaz, mujeriego, bárbaro, provocador, rijoso, glotón, pedante, transgresor, reiterativo, escandalizador, ansioso de lujos y honores…; y, a la vez, trabajador, independiente, osado, impredecible, inclasificable, brillante, vital, sensible, inquieto, andarín, iconoclasta, observador, creador de un estilo, crítico lúcido, comprensivo con las debilidades, escritor con todo el diccionario, quizá sentimental, autor de una obra inmensa… y genial”. Todo un personaje que, como el propio autor del libro asegura, llega a anular al escritor, del que se habla mucho y hasta mal en ocasiones, y del que se desconoce su auténtica realidad, la de alguien que creía, sobre todo, en el esfuerzo –“la inspiración no existe, la literatura es el resultado de sentarse diez o doce horas delante de las cuartillas en blanco”-, optimista siempre. Así que, en efecto, y diría que como consecuencia de las innumerables facetas del protagonista, Cela, piel adentro resulta francamente divertido y se lee como si de una novela se tratara, ahora bien, sin desmerecer desde luego, la asombrosa capacidad del autor para lograrlo.


Creo que este se trata de un libro excepcional, de enorme interés para conocer a CJC –no se pierdan los dos últimos capítulos-, que nos acerca de una forma entrañable al autor de una vida –el mismo que la escribe, su único hijo- y de tantos libros excepcionales, a través, sobre todo de la amplia correspondencia privada cruzada entre el escritor y quien fue su mujer hasta poco antes de la concesión del Nobel, Rosario Conde (1914-2003).  Puedo asegurar que lo devoré línea a línea. Sorprende llamativamente la elegancia del autor, nada dado a dar nombres de personas cuyas actuaciones, sobre todo para él, pudieran considerarse como negativas.


En este libro me encontré con referencias a personajes, algunos ya desaparecidos, con los que de una u otra forma tuve algo que ver (Sixto Seco, Darío Villanueva, Fraga Iribarne...) y gracias a él adquirí conciencia de aspectos insospechados, algunos que encontré francamente interesantes, como todo lo relacionado con Papeles de Son Armadans. Pero puestos a destacar, lo reitero, me quedaría con la capacidad de su autor para lograr que se mantenga el interés del lector en todo momento y por el tono de humor y amenidad que destila página tras página.


De CJC podría extenderme en más consideraciones, algunas incluso particulares –no es el momento- pero, innecesario resaltarlo, nunca al nivel del conocimiento, de la admiración, del gran nivel literario que nos ofrece su hijo. Gracias a este libro, dedicado y obsequiado por el autor, tengo la sensación de que, por fin, conozco a mi admirado CJC. Se lo agradeceré siempre. Disfruté mucho con su lectura.



                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                              

 





 

 

   
 

Solo un gallego puede bajar de una escalera para tratar de subir a lo más alto.

   
 
 
 
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