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El Autor.
Sabato (del italiano, sábado, pronunciado «Sábato»),
nació en Rojas, provincia de Buenos Aires, el 24
de junio de 1911 y murió en los Santos Lugares,
de la misma provincia, el 30 de abril de 2011 . Hijo de
inmigrantes italianos. El mismo escritor nos recuerda
con tristeza la ausencia de comunicación afectiva
y la soledad en la que transcurrió su infancia.
En 1924 estudia en el Colegio Nacional de la Universidad
de La Plata, donde conoció al profesor dominicano
Pedro
Henríquez Ureña, quien desempeño
papel importante en el despertar de su carrera literaria.
En el año 1929 ingresó en la Facultad de
Ciencias Físico-Matemáticas de la Universidad
Nacional de La Plata. Comienza su actividad política
hacia 1930, militando en organizaciones estudiantiles
de orientación anarquista. En 1931 se afilia al
Partido Comunista. En 1933 fue elegido Secretario General
de la Federación Juvenil Comunista. En un curso
sobre marxismo conoció a Matilde Kusminsky Richter,
una estudiante de 17 años, la cual abandonó
la casa de sus padres para ir a vivir con él. En
1937, luego de abandonar la militancia partidista, envuelto
en una profunda crisis, huye a París. Regresa a
la Argentina y en 1938 obtiene el doctorado en Física.
A instancias del eminente sabio Bernardo
Houssay obtiene una beca para investigar sobre radiaciones
atómicas en el Laboratorio Curie de París.
"Durante ese tiempo de antagonismos, por la mañana
me sepultaba entre electrómetros y probetas y anochecía
en los bares, con los delirantes surrealistas. En el Dome
y en el Deux Magots, alcoholizados con aquellos heraldos
del caos y la desmesura, pasábamos horas elaborando
cadáveres exquisitos".
En 1943 abandona definitivamente su profesión como
científico, para dedicarse de lleno a la literatura
y la pintura. En compañía de su mujer y
de su hijo decide instalarse en Pantanillo, en la provincia
de Córdoba. Allí, en medio de la quietud
de las montañas, instalado en un rancho sin agua
ni luz, escribe Uno
y el Universo, su primer libro de ensayo. En
1948 aparece El
túnel. Desde este momento su carrera literaria,
espaciada, medida, sigue su rumbo imperturbable, alternando
entre el ensayo y la novelística. En 1961 publicó
Sobre
héroes y tumbas, que ha sido considerada
como una de las mejores novelas argentinas del siglo XX.
Su siguiente novela, Abaddón
el exterminador se publicó en 1974; de
corte autobiográfico con una estructura narrativa
fragmentaria y de argumento apocalíptico en el
cual Sabato se incluye a sí mismo como personaje
principal y retoma a algunos de los personajes ya aparecidos
en Sobre
héroes y tumbas. En aquel año recibió
el Gran Premio de la Sociedad Argentina de Escritores.
En 1975, Sabato obtuvo el premio de Consagración
Nacional de la Argentina. En 1976, se le concedió
el premio a la Mejor Novela Extranjera en París,
Francia, por Abaddón
el exterminador, mientras que en Italia recibió
el premio Medici. Al año siguiente, en 1978, le
otorgaron la Gran Cruz al mérito civil en España.
En 1979 fue distinguido en Francia como Comandante de
la Legión de Honor.
Por solicitud del presidente Raúl
Alfonsín, presidió entre los años
de 1983 y 1984 la CONADEP (Comisión Nacional sobre
la Desaparición de Personas), cuya investigación,
plasmada en el libro Nunca
Más, por cierto un título que me
retorna a otro similar pero en gallego y que tanta vigencia
tuvo en mi tierra, abrió las puertas para el juicio
a las juntas militares de la dictadura militar en 1985.
En 1984 recibió el Premio Miguel de Cervantes.
También la Municipalidad de la Ciudad de Buenos
Aires lo nombró Ciudadano Ilustre, recibió
la Orden de Boyacá en Colombia y la OEA le otorgó
el premio Gabriela Mistral. Dos años más
tarde, en 1986, se le hizo entrega de la Gran Cruz de
Oficial de la República Federal de Alemania. Luego,
fue distinguido con el título de Comandante de
la Legión de Honor de Francia. En 1989 y en Israel,
adquirió el premio Jerusalén y fue nombrado
Doctor honoris causa por la Universidad de Murcia,
España; en 1991 por la Universidad de Rosario y
la Universidad de San Luis de Argentina, y en 1995 por
parte de la Universidad de Turín, Italia.
El 21 de diciembre de 1990, en su casa de Santos Lugares
se casa por la iglesia con Matilde Kusminsky Richter.
En 1997 recibió el XI Premio Internacional Menéndez
Pelayo. El 30 de septiembre de 1998 falleció su
esposa y publicó sus memorias
bajo el título de Antes
del fin y el 4 de junio de 2000 presentó
La
Resistencia en la página de Internet del
diario Clarín, convirtiéndose de
esta manera en el primer escritor de lengua española
en publicar un libro gratuitamente en Internet antes que
en papel. La edición en papel fue lanzada el 16
de junio. En 2002 se le concedió la Medalla de
Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid y la
Medalla de Honor de la Universidad Carlos III del mismo
país. En 2004, en una emotiva ceremonia, recibió
un homenaje por parte del III Congreso Internacional de
la Lengua Española. Después, la Real Academia
Española lo homenajeó también y en
2005 fue distinguido en el Colegio Nacional de la Plata.
El 11 de febrero de 2009 la SGAE lo propuso por tercera
vez ante la Academia Sueca como candidato al Premio Nobel
de Literatura de 2009. Falleció en su hogar en
Santos Lugares durante la madrugada del 30 de abril de
2011, 55 días antes de cumplir 100 años.
Fue enterrado en el cementerio Jardín de Paz, en
Pila.
La Obra. Un día leí
Sobre héroes y tumbas, allá por
el año 1967, creo recordar. Sólo me quedan
unas vagas sensaciones de aquella lejana lectura. Un
estudiante de literatura me la había recomendado,
quizás porque en aquel momento era una novedad
en nuestro medio. Ya no volví a leer nada más
de Sabato ni figuraba entre mis intenciones volver a
hacerlo. La casualidad, que tantas sorpresas depara,
hizo que cayera en mis manos un ejemplar de El túnel,
y, ante la realidad de su escaso volumen, me sentí
dispuesto a afrontar su lectura, sin grandes expectativas.
La verdad: no salí defraudado, incluso diría
que todo lo contrario, lo que acostumbra a suceder cuando
el listón de las expectativas no se pone demasiado
alto.
Argumento: El pintor Juan Pablo Castel, nos hace partícipes
con un tono existencialista del crimen que cometió.
Castel conoce a María Iribarne por quien se obsesiona
y mantiene con ella una extraña relación.
María está casada con Allende, un hombre
ciego mayor que ella y según sospechas de Juan
Pablo, María también mantiene relaciones
con Hunter, primo de Allende, que vive en una estancia
fuera de Buenos Aires que María visita frecuentemente.
Atormentado por sus dudas y por el misterio que envuelve
a María, Castel la mata. Confiesa a Allende sus
sospechas de infidelidad que según él
justifican el haberle dado muerte a su esposa. Allende
se suicida y Juan Pablo Castel se entrega a las autoridades.
El túnel gira en torno a las manías del
perseguidor de lo inalcanzable. Lo inalcanzable es el
regreso al país de la infancia. “En todo
caso había un solo túnel, oscuro y solitario:
el mío, el túnel en que había transcurrido
mi infancia, mi juventud, toda mi vida". Lo que
hace el personaje Castel, ese hombre solitario e infeliz
que cree encontrar en María la comprensión
y el amor, es objetivar la relación que hay entre
el miedo y la razón o angustia de vivir en la
duda permanente. La angustia permanente que conduce
al infortunio, por ese no estar seguro nunca de conocer
la verdad. Es imposible alcanzar el amor absoluto a
nivel humano, siempre estará la duda destructora
frente a la razón y, por lo tanto, tantas veces,
el tortuoso mundo de los celos, el origen mismo de tantas
historias que acaban mal. “Es curioso, pero vivir
consiste en construir futuros recuerdos; ahora mismo,
aquí frente al mar, sé que estoy preparando
recuerdos minuciosos, que alguna vez me traerán
la melancolía y la desesperanza.” A Castel
solo le queda una posibilidad para salvarse: matar a
la mujer que ama, la única persona que lo entendió.
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