João Gilberto Noll. Bandoleros.Buenos Aires, Adriana Hidalgo Editora .

   
 

El autor. Nacido en Porto Alegre (Brasil), 1946. En 1980 publicó su primer libro, El ciego y la bailarina,  una selección de cuentos. A partir de entonces se sucedieron una decena de novelas. Recibió, entre otras distinciones, el premio Jabuti, uno de los más importantes en lengua portuguesa, en cinco ocasiones 1981, 1994, 1997, 2004 y 2005. También recibió el premio de ficción otorgado por la Academia Brasileña de las Letras. Aunque fue traducido a diversas lenguas, era desconocido en español hasta que se publicó "Lord" (2006), "Bandoleros" (2007) y "Harmada" (2008)..

 



La Obra.



Busqué este libro con denuedo, movido por informaciones que me lo hacían único. Me llegó por fin desde México, de la mano de un gran amigo. Cuando me lo entregó le pregunté si lo había leído y cómo que me dijo que lo encuadraba en literatura especial. Se trata, ya se han dado cuenta, de un libro que no es para contentar los gustos de todo el mundo pero que, sin lugar a dudas, tendrá sus adeptos, casi escogidos, los buscadores de lo novedoso.

Bandoleros es el cruce de varias persecuciones, viajes de personajes desorientados: la de un joven y fracasado poeta al protagonista, que se acaba beneficiando a la esposa de éste; la del protagonista a su esposa Ada, aislada en un departamento de Boston entre jóvenes universitarias que ensayan lo que llaman “la Sociedad Minimal” y que acaba retornando a Brasil para vivir lo que será su última temporada en pareja; la persecución de Steve (un norteamericano alcohólico con un severo daño neurológico) que vivió en Brasil y João, a quien una enfermedad lo va a conducir paulatinamente hasta la muerte. La voz narrativa es la de un escritor de escaso éxito, puro bebedor de coñac Dreher, que, un domingo cualquiera, siente “una necesidad loca de salir”.

Escritura fragmentada, como escasamente organizada, sin un orden estructurado, nada real. Sí hay un orden que va más allá, interno, que conduce a despertar la angustia del lector, que se deriva del particular manejo del tiempo, imprevisible, que desorienta y hasta desespera. Los personajes huyen, sin que se sepa el motivo. Sucede con frecuencia que el viaje físico se mezcla, confundiéndose, con otro imaginario. Los fenómenos climáticos y en especial la luz del sol, inciden en la conducta de los protagonistas.

     Nada de literatura fácil, nada de lógica, el mundo al revés, la confusión, el caos. El lector camina sin asideros, al borde del precipicio, del abismo que busca y caracteriza la narrativa de Noll. El libro, a los que lo lean, no les dejará indiferentes. Original y, por eso, vanguardista, un manifiesto afán de ir más allá. Cuando terminé su lectura me acordé de aquella frase (página 71): “Miré mis pasos en la nieve y pensé que estaba miserablemente solo”.     





 

 

   
 

El arte siempre tiende a ser otra cosa

   
 
 
 
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