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El autor. Pavese, traductor,
poeta y novelista, nació el 9 de septiembre de
1908 en la localidad de Santo Stefano Belbo, un pueblecito
del Piamonte, al norte de Italia, donde su padre, un
escribano de los juzgados de Turín, tenía
una quinta. Estudia filología inglesa en la universidad
de Turín y se licencia con una tesis sobre Walt
Whitman. El mismo año de su licenciatura inició
sus colaboraciones, con trabajos acerca de la literatura
norteamericana, en la revista La Cultura, que
llegaría a dirigir en 1934. Empezó por
entonces a traducir a H. Melville, Sherwood Anderson,
Gertrude Stein, Ernest Hemingway, Dos Passos y Faulkner,
además de al inglés Daniel Defoe y al
irlandés James Joyce. Hacía 1939, Pavese
se lanza a la narrativa y a escribir ensayos, con notable
repercusión y éxito, a pesar de la censura
imperante del fascista Mussolini. Incluso llega a formar
parte de la resistencia antifascista. Pavese fue uno
de los fundadores de la prestigiosa editorial Einaudi.
Se puede discutir sobre si las mejores páginas
de Pavese se encuentran en su diario El oficio de
vivir, publicado por primera vez en italiano en
1952, pero se puede asegurar que, desde luego, sí
se encuentran ahí las más conmovedoras
. Entre sus otros libros, hoy clásicos, figuran:
Paesi tuoi (1941), La spiaggia (1942),
Il compagno (1947) y La luna e i falò
(La luna y las fogatas) (1950). Pavese vivió
casi siempre en Turín y pasó, en su calidad
de colaborador de la casa Einaudi, temporadas en Roma
en los años 43, 45-46 y 50. Pavese, que en Turín
vivía con su hermana, se suicidó a los
42 años, el 27 de Agosto de 1950, con una sobredosis
de somníferos en una habitación, la 346,
del hotel Roma de dicha ciudad, después de haber
recibido un premio literario por su libro El bello
verano (1949). Sobre la mesilla de noche se encontró
una nota de despedida: “Perdono a todos y a todos
pido perdón. ¿Va bien? No hagáis
demasiados chismorreos.” El escritor y el poeta
–“Vendrá la muerte y tendrá
tus ojos”- acababa de sufrir el último
desaire amoroso. Pocos días antes había
confesado en una carta a su amiga Pierina que nunca
se había despertado con una mujer al lado, que
nunca había experimentado la mirada que dirige
a un hombre una mujer enamorada.
La obra. Pavese comienza en 1935 a escribir El
oficio de vivir (Il mestiere di vivere), diario
literario y existencial que seguirá escribiendo
hasta el final de su vida, ya que lo concluye el 18
de agosto de 1950: “Basta de palabras. Un gesto.
No escribiré más.” El suicidio,
coherente con su carácter, su desesperanza, meditado,
como lo demuestran esas palabras, vino unos días
después. Muchos consideran que en las lúcidas
y desgarradoras reflexiones que se pueden encontrar
en El oficio de vivir en torno a la literatura,
a la vida, a su propia obra, la historia, el sexo, el
amor, las mujeres (“amargas como la muerte”)
y el suicidio, constituyen algunas de las mejores y
más conmovedoras páginas de Pavese. En
todo caso se trata de un libro sumamente rico en contenido,
debido a la pluma de uno de los referentes de la literatura
europea contemporánea, que buscó un estilo
superador del arte elitista para acercarse al pueblo.
Su leitmotiv pasa por transformar instantes de experiencia
(el autoanálisis denigratorio es típico
de este libro), en instantes de absoluto, los que surgen
no de los propios actos, del suceso, sino de algo más
trascendente, de sus consecuencias; tener y hacer un
estilo y ser ese estilo, fruto de su riquísima
complejidad mental y cultural. Pavese comenzó
mal y terminó mal, salvo como escritor. Como
a tantos, le falló el amor. Y eso, que “sufrir
no sirve para nada.” Buen trabajo del traductor,
Ángel Crespo.
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