El autor. Nacido en Nueva York, 1910 y fallecido en Tánger, 1999. Escritor, compositor y viajero estadounidense. Hijo único, vivió un violento conflicto generacional con su padre. Se escapó de casa y acabó en París, donde conoció a la Generación Perdida (Ezra Pound, Djuna Barnes…). Regresó a Nueva York para estudiar composición con Aaron Copland durante los años treinta, con el que hizo varios viajes, entre ellos a Marruecos. En los años siguientes compuso partituras para obras teatrales y películas. Residió en México cuatro años. Viajó además por Costa Rica, Guatemala y Colombia con la escritora Jane Bowles, bisexual, con la que se casó en 1938 y quien le indujo a escribir. En 1947 el matrimonio se instaló en Tanger, donde  se ambientarán la mayoría de sus narraciones. Su primer novela, El cielo protector (1949) fue llevada al cine por Bernardo Bertolucci en 1991. Después publicó las novelas Déjala que caiga (1952) y La casa de la araña (1955). En 1972 publicó sus memorias, Memorias de un nómada. En 1973 murió su mujer en un hospital de Málaga tras un largo internamiento de 16 años por demencia. El Diario de Tánger 1987-1989 (1991) ofrece una crónica de su vida en Marruecos. Publicó un libro de viajes titulado Cabezas verdes, manos azules (1963). Otros libros suyos son: Una vida llena de aprietos (1964), La tierra caliente (1966), Misa de gallo (1981) y Dos años al lado del estrecho (1990). Cultivó también la poesía y realizó traducciones. Siempre se sintió atraído por España, “el país más dramático de Europa occidental”.

La Obra.


    No creo que sea tan conocido este autor, a pesar de estar entre los grandes de la literatura norteamericana contemporánea. Como dijo Tennessee Williams, esta es “una novela salvaje y aterradora, una alegoría del hombre y sus desiertos”.   

Argumento. En un período inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial, una singular pareja neoyorkina, Port y Kit, viajan al desierto norteafricano del Sahara acompañados por un amigo, al que en realidad desprecian, Tunner. El viaje, planeado inicialmente como una forma de salvar el matrimonio de Port y Kit, se convierte rápidamente en una situación peligrosa, debido a la ignorancia de los viajeros sobre las circunstancias que los rodean, que les conduce al límite de la razón. Kit es una joven que espera una atención por parte de su marido que en rara ocasión obtiene y Port, su marido, un hombre caprichoso, mujeriego, que se define a como un viajero y no como un turista corriente, decidido a dejar atrás el mundo moderno. Tunner es un extraño "amigo" que parece atraído por Kit. Se adentran en los inhóspitos territorios saharianos esperando encontrarse también a sí mismos. Como afirmó el propio Paul Bowles, la acción transcurre en dos planos, el desierto africano exterior y el desierto interior de los protagonistas.
 

Esta obra te deja un regusto de malestar. No se trata de un relato de amor, si bien tiene, sí,  mucho de libro de viajes.  Describe como nadie el aura de los lugares y sus habitantes, la crueldad y la belleza del desierto y ese cielo protector que, al rasgarse, facilita el paso a la oscuridad absoluta, a la noche, a la muerte. Pero de lo que se trata realmente es de una historia que nos enfrenta a una huida, a una búsqueda y a un fracaso. La descripción de los lugares bordea la genialidad, ya que Bowles tiene una innegable sensibilidad para captar los detalles. Después, y no menos, está la gran capacidad del autor para transmitirnos la carga psicológica que arrastra a los protagonistas en su afán de pretender deshacerse de la angustia que les embarga, a la búsqueda imposible de buscar la felicidad. Dicen los entendidos que hay mucho de autobiográfico detrás de este libro.