Robertson Davies. El quinto en discordia . Barcelona, Libros del Asteroide S.L.U.

   
 

El autor. William Robertson Davies (Thomasville, Ontario, 1913 – Orangeville, Ontario, 1995), fue un escritor, crítico, periodista, profesor y uno de los más conocidos autores de Canadá. Su padre, el Senador William Rupert Davies, era el dueño de un periódico y le encantaba la lectura por lo que su hijo, que vivió rodeado de un ambiente en el que se primaba la cultura, se convirtió también en un ávido lector.  Ya desde pequeño participó como actor en funciones teatrales, ámbito y profesión que años más tarde se convertirían en el verdadero epicentro de su vida. Tras su paso por diversos centros educativos canadienses, viajó a Europa para estudiar en la universidad de Oxford, donde se licenció en Literatura en 1938. Al año siguiente publicó su tesis Shakespeare´s Boy Actors y comenzó atrabajar como actor en la Old Vic Repertory Company, donde conoció a la joven Brenda Mathews, con quien poco tiempo después contrajo matrimonio. Acompañado de su esposa, regresa a Canadá en 1940, donde comenzará una exitosa carrera de autor dramático y columnista en diversos periódicos. A partir de los años 50 inicia su faceta como novelista, concretamente elaborando trilogías: la primera de ellas será la de Salterton, seguida de la de Deptford (la más aclamada) y la de Cornish, y dejará inconclusa la de Toronto. Durante la elaboración de la trilogía de Deptford – El quinto en discordia (1970), Mantícora (1972) y El mundo de los prodigios (1975) -, deja poco a poco el periodismo para dedicarse a la enseñanza en la universidad de Toronto y a la elaboración de sus magníficas obras. Recibió diversos premios y fue el primer canadiense en convertirse en miembro honorario de la Academia Americana de las Artes y las Letras. En España ganó el Premio Llibreter de narrativa 2006 con la obra El quinto en discordia..

 


La Obra.



De nuevo el socorrido boca a boca, ni siquiera el recurso de Internet, y tarde, mal y arrastro (este libro apareció en español en el año 2006, por cierto con esmerada traducción de Natalia Cervera y prólogo de Valentí Puig, y ya va con varias reimpresiones). La esencia íntima de esta obra la da el prologuista: explora las líneas de penumbra entre destino y accidente. El relato (en realidad varios) arranca con un accidente fortuito, el lanzamiento de una bola de nieve que alcanza un objetivo equivocado,  que marcará el destino de quienes lo desencadenaron, cuestionando su libre albedrío, ya que tendrá consecuencias para el protagonista, Dunstan Ramsay, quien acabará convirtiéndose en  un modesto profesor y autor de varios libros sobre vidas de santos, y para toda la pequeña comunidad de Deptford. A partir de ese avatar comienza a moverse la rueda del destino y todos los personajes comienzan a interpretar el papel que les ha correspondido en el reparto. En El quinto en discordia nos vamos a encontrar, entre otros muchos (también complejos y acabados), con magos de las finanzas, con la correspondiente falta de escrúpulos para adaptarse al prototipo, con magos que se asoman a un mundo de trastiendas más o menos siniestras y con hagiógrafos de vidas de santos, como es el caso del pintoresco, glotón, sabio, extravagante y medio asilvestrado jesuita navarro, el padre Blazón, todo un personaje, eso sí un tanto irreal pero, sin duda, uno de los grandes regalos de este libro. El relato retrocede desde la jubilación como profesor de Ramsay hasta su niñez y está contado en forma de memoria personal –bajo la apariencia de una larga carta-.

Alguien podría pensar que la literatura de Robertson Davies peca de decimonónica, él mismo tenía un aspecto que podría retrotraernos a un personaje desfasado de su tiempo, pero lo cierto es que en su literatura lo que hay es verdadero talento, donde la elegancia de su prosa fluye pareja con la trasparencia de su historia y se muestra sorpresivamente precisa,  fresca y actual. Lean:

“Nuestro pueblo era tan pequeño que se estaba en él de repente; carecía de esa dignidad que otorgan unas afueras.”

En muchos sentidos estamos ante una obra admirable y además llena de apreciaciones y comentarios agudos, a veces descacharrantes, de un gran acierto:

“De aquel suceso aprendí dos lecciones: que para ganarse el afecto público no hace falta ser buena persona y que la compasión embota la inteligencia más deprisa que el coñac.”

Para qué seguir, basten las palabras de José María Guelbenzu: “La de Davies es una escritura de carácter simbólico anclada en un realismo lleno de inventiva, imaginación y agudeza. Un regalo esplendoroso en estos tiempos de facilonería y falsedad, vamos.” Pues eso.





 

 

   
 

Hay personas que se equivocan en una sola cosa y es como si se hubieran equivocado en todas.

   
 
 
 
Libros
Notas de prensa y colaboraciones
Enlaces
Contacto
Tu compra
Mis recomendaciones entrefraseadas
Literatura de Viajes
Bookmark and Share