Gustave Flaubert. Obras. Estella (Navarra), Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S.A.)
   
 

El autor: Escritor francés (1821-1880), uno de los más grandes novelistas del siglo XIX.

El libro: Comprende una interesante introducción y las siguientes obras: Noviembre, La tentación de San Antonio, Madame Bovary, La educación sentimental, Salammbô, Tres cuentos, Bouvard y Pécuchet, Diccionario de tópicos y Notas.  Por supuesto, todos sabemos que Madame Bovary es una de las novelas más relevantes de todos los tiempos y que es considerada una obra maestra del realismo.

Detrás de todo lo que escribe Flaubert hay una obsesiva tarea de documentación y una gran preocupación por la palabra justa (la “mot juste”), partiendo de que estas no son neutras, de que están impregnadas de valores y, por eso, desencadenan reacciones. En el Diccionario de tópicos no vamos a encontrarnos con la definición de las palabras sino con las ideas que los hombres les hemos ido incorporando. Algunos ejemplos:


Argent (Dinero): Causa de todo mal. Auri sacra fames. El dios del día (no confundir con Apolo). Los ministros le llaman «sueldo», los notarios «emolumentos», los médicos «honorarios», los empleados «pagas», los obreros «salarios», los criados «jornales». El dinero no hace la felicidad.
Blondes (Rubias): Más calientes que las morenas. (Vid. BRUNES).
Brunes (Morenas): Mucho más calientes que las rubias. (Vid. BLONDES).
Décoration de la Légion D¨Honneur (Condecoración de la Legión de honor): Tomarla a broma, pero desearla. Cuando se obtiene, seguir diciendo que no se ha pedido.
Étrusque (Etrusco): Todos los vasos antiguos son etruscos.
Ferme (Granja): Cuando se visita una granja, solo se debe comer pan moreno y beber leche. Si se añaden huevos, exclamar: «¡Dios, qué frescos están! Ni hablar de encontrarlos como estos en la ciudad».

Para Milan Kundera, Flaubert es el descubridor de la necedad. A través de su obra (especialmente Bouvard y Pécuchet) nos conduce a pensar que debemos recelar de los discursos, a recelar de lo que parece ser verdad y, sobre todo, a recelar de lo evidente.

Ah! Flaubert merece la pena, su mensaje se mantiene vigente.

   
 
       Hombre: El que piensa que siempre encontrará una rubia dispuesta a fijarse en su coche.
   
 
 
 
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