Carlos Barral. Memorias. Barcelona, Lumen, 2015.

   
 

El autor. Carlos Barral y Agesta, ese era su nombre completo. Nacido en el 1928. Murió joven, con 61 años. Licenciado enderecho. Su vida estuvo fuertemente ligada al mar y a la localidad tarraconense de Calafell. Fue poeta, editor, memorialista y político. Perteneció al Partido Socialista de Cataluña y fue senador y eurodiputado.  Realizó una trascendente labor como editor y se le considera uno de los artífices del boom latinoamericano. En Calafell se encuentra una casa-museo en su memoria. En 1988 obtuvo el Premio Comillas de Tusquets Editores en la categoría de memorias por Cuando las horas veloces. Como autor debemos destacar una novela autobiográfica (Penúltimos castigos),   su producción poética (su Poesía completa fue editada por Lumen, 1988) y sus Memorias.



La Obra.



Confieso que este libro lo fui leyendo en ese momento del día que antecede a las forzosas demandas del sueño, que no es lo mismo que cuando lo hacemos en otras disposiciones que consideramos más apropiadas; en este caso estamos seguros de que en algunos instantes de duermevela se nos habrán escapado muchos matices. Confieso también que esta obra me resultó más entretenida, con mucho, a la de su amigo Gil de Biedma (Diarios), sin que esta sea para dar saltos de alegría, sobre todo por lo que se refiere a la primera parte, que después ya se convierte en más interesante. En todo caso, creo que me hubiera costado terminar este libro si no fuera por el hallazgo de algo más: la sorpresa de una prosa inesperada (por lo menos para mí) e insólita. Aunque fuera esa la única razón, considero que me hubiera merecido la pena su lectura. Precisamentefue el hallazgo de esa maestría en el uso de la lengua y de la gran capacidad narrativa del autor, lo que me ha conducido a meditar, ay, sobre lo que será del mañana de los niños de Cataluña, de esos niños que tanta ilusión, eso parece, les genera a los políticos de esas tierras que lleven farolillos estelados a la Cabalgata de Reyes. Soy un convencido de que cuando llegue su mañana se darán cuenta de que los estuvieron engañando, de que les estuvieron quitando la luz de verdad, la que sirve para andar por todos los caminos: dominar lenguas y, eso sí, enseñadas sin que medien rencores ni adoctrinamientos perversos. Reitero, me encontré en este bastante grueso tomo de memorias con una prosa excelente.  Pocos libros he descubierto hasta la fecha, y van unos cuantos, donde me sorprendiera el uso de tantas palabras nuevas (para mí), empleadas con naturalidad. 

Digamos que, además, el libro respira sentido común, del que tanto carecen ahora algunos: “De modo que, sin darnos mucha cuenta, casi todos los discrepantes de mi cuerda y edad nos sorprendimos confiando en una monarquía todavía no constitucional, aún no parlamentaria y tampoco legítima. Enseguida estuvimos en eso.Lo que fue un gran bien”.

Por supuesto, inevitable, estas Memorias nos hacen conectar con el mundo de la edición del libro y el muy destacado papel que desempeñó el autor en tal sentido, su audaz capacidad renovadora, más teniendo en cuenta las circunstancia (“un país de cabreros”, Gil de Biedma dixit). Por aquellos tiempos comenzaba a surgir ya la figura excepcional de Carmen Balcells, hasta convertirse en “la más activa agente literaria de autor de Europa”. En el año 2006 hasta un total de 278 empresas editoriales españolas privadas tenía su sede en la Comunidad Catalana, lo cual representaba un tercio del total. Y sin ir más lejos, que algo quiere decir, el 75% de los libros que llevamos comentados en esta Web fueron editados en Barcelona. Ninguna persona debería olvidar que gracias a la lengua española nuestro país continúa siendo uno de los que posee mayor potencial dentro del comercio editorial, ocupando una posición privilegiada en el ranking mundial de países productores de libros. Por eso y tantas cosas más, a nadie debería interesarle crear un problema lingüístico sin necesidad, salvo a los politiquillos de pocas luces, a los ambiciosos sin reparos con respecto al daño que hacen. ¿A eso le llaman patriotismo? Mucha gente en Cataluña está de acuerdo con lo que argumento, lo he podido comprobar, pero…hay una evidente cobardía generalizada, aunque parezca mentira temen pronunciarse, tienen miedo a las represalias. Así es como se regresa al pasado, al déjà vu, al provincianismo, a la mediocridad, a lo que aseguraba por aquellos tiempos Gil de Biedma. En Cataluña “se vive un declive debido a la pujanza de la política nacionalista. El nacionalismo no ha hecho ningún bien a Cataluña y ha perjudicado, sobre todo, a Barcelona: era una ciudad abierta que ha ido perdiendo fuste y protagonismo cultural.” (Eugenio Trías). Duele, duele que mis amigos catalanes me cuenten cosas a título personal, que, me aseguran, “no pueden contar a todo el mundo”.

Y si este libro me ha servido para hacer las consideraciones anteriores, ya ha prestado, por lo menos por lo que a mí respecta, un buen servicio. Aquel hombre enamorado del mar, con su inevitable gorra y su barba de marinero avezado, polifacético y ante todo poeta, se nos ofrece en este libro como una gran prosista. Su libro merece ser leído.     





 

 

   
 

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