Guillermo Arriaga. Salvar el fuego. Penguin Random House Grupo Editorial, Barcelona, 2020.

   
 

El autor.

Nacido en la Ciudad de Méjico, año 1958. Director de cine, guionista, productor y escritor. A los trece años perdió el sentido del olfato como consecuencia de una pelea callejera, lo que le sirvió de inspiración para alguno de sus mejores guiones. Estudió Ciencias de la Comunicación y obtuvo una maestría en Historia en la Universidad Iberoamericana. En 1991 publicó su primera novela, Escuadrón Guillotina. Tres años más tarde salió Un dulce olor a muerte, que sería llevada al cine. La tercera novela, El búfalo de la noche, apareció en 1999 y también fue llevada al cine, en este caso con guion del mismo Arriaga. Su cuarta obra, El salvaje, apareció en 2016 y fue Premio Mazatlán de Literatura 2017, siendo seleccionada en varios países como una de las mejores novelas del año. En el año 2020 apareció Salvar el fuego, Premio Alfaguara de novela 2020. Como guionista de cine escribió los de las películas  Amores perros21 gramosBabelLos tres entierros de Melquiades Estrada, que recibió el premio al mejor escritor en el Festival de Cannes 2005, y The Burning Plain, su ópera prima como director. Produjo y coescribió la historia Desde allá, primera película iberoamericana en ganar el León de Oro en el Festival de Venecia. Aparte de otras aportaciones (cuentos, cortometrajes) y otros premios, su literatura ha sido traducida a veinte idiomas.
Fotografia de 2017.
Fuente: Wikipedia



La Obra.



    

Una de las pocas veces que un premio está a la altura de la calidad de la obra. Sin que tal hecho sirva de precedente.

Resumen. Marina, una mujer casada, con tres hijos y una vida familiar resuelta y que se desenvuelve dentro de los límites de lo convencional y propios de una vida social alta (formada por individuos que “a falta de cicatrices se tatúan. También por eso la ropa nueva que compran está rota y con desgaste simulado, como si hubiese sido usada por años en trabajos rudos. A estas generaciones les faltan heridas, calles, golpes”), coreógrafa de cierto prestigio, se ve involucrada en un amorío tan inesperado como irrefrenable con un hombre, José Cuauhtémoc (con afanes de escritor, “escribir para no morir tanto”), proveniente de los extremos de la sociedad, un homicida condenado a cincuenta años de cárcel.

Esta es una novela que retrata las contradicciones de un país, a la vez que las contradicciones más hondas de la naturaleza humana. Es una novela de amor y es una novela que al final termina por brindar esperanza

La novela tiene un buen arranque, hasta el punto de que, cuando ya me había iniciado significativamente en su lectura, o eso fue lo que creí, me sentí impulsado a ponerme en contacto con un amigo mejicano para hacerle saber que un compatriota suyo había escrito una obra excepcional. Pasadas aproximadamente unas 150 páginas casi me arrepentí de haberlo hecho, porque entré en un mundo de subtramas, de múltiples historietas que, si no estás motivado, te pueden inducir al abandono de su lectura. Súmesele a lo ya dicho el enfrentarte con que el libro está lleno de modismos mejicanos y de palabras transcritas tal como suenan en español, cuando son expresiones en inglés, algunas difíciles de comprender. Terminas con la sensación de que a este libro le sobran páginas -diré que yo mismo me deshice de bastantes sin o sin casi detenerme a leerlas- , pero también es cierto que por alguna razón acabas superando las dificultades y, por fin, te encuentras con las 100 últimas páginas por las que transcurres mucho más animado.

El autor, a través de las 659 páginas del libro, desarrolla una historia de amor, eso sí poco creíble, a veces bordeando el género rosa, ambientada en un escenario mejicano que, a pesar de los mensajes que nos llegan, no considero llegue a los extremos que se nos presentan: peleas de narcos, corrupción política, injusticia social, racismo, desigualdad, discriminación, crisis económica, muertos…De todas formas vete tú a saber, que llevo cierto tiempo sin estar por allí. En este sentido aprovecho para recomendar la lectura de Cartas de amor y rebeldía, de una escritora mejicana, ya nacionalizada también como española, Lydia Cacho, que a más de uno le abrirá los ojos, puesto que la inseguridad reinante en su país le llevó inevitablemente al exilio. Lo cierto es que cuando se escribe un libro todo depende de las intenciones del autor, que probablemente nos quiso enfrentar con una selva de intenciones excesivas, o como ya he dicho vete tú a saber, igual no tanto, y desbordada de relatos paralelos. En consecuencia, el lector de este libro atravesará un abrumador fango real e imaginario que no le dejará indiferente, hasta llegar, por fin, a una resolución que demuestra que el amor todo lo puede, que da vida y que hasta ayuda a reinsertar a los malos.

Con sus virtudes y defectos, se trata de una novela singular, diferente, con innegables destellos de talento y que podemos catalogar de extraordinaria. Eso sí, lo repito, le sobran páginas. Decir, para terminar, que Guillermo Arriaga es un gran escritor

 

 

   
 

La literatura suele ser una sarta de mentiras donde los lectores buscan la verdad.

   
 
 
 
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