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El autor. Nacido
en Ammán, Jordania, en 1959. De padres drusos
libaneses, creció en Kuwait y el Líbano.
Abandonó Beirut cuando
tenía 17 años para vivir en Inglaterra
primero y después instalarse en California. Transitó
por diferentes mundos profesionales: licenciado en ingeniería
pero pronto abandonó la profesión, después
se interesó por la psicología clínica
y llegó a dedicarse algunos años a la
pintura, hasta que finalmente halló su auténtica
vocación en la escritura. Desde entonces, en
un ya lejano 1988, ha publicado varias novelas y relatos
cortos, aunque su consagración definitiva como
escritor se produjo hace tan sólo unos años,
en 2008, cuando su bella novela El contador de historias
enamoró a crítica y lectores. En el 2012
se editó en España La mujer de papel,
que algunos de sus seguidores incluso consideran superior
a su anterior obra. En la actualidad vive entre Oriente
y Occidente, en Beirut y San Francisco.
La Obra. De nuevo el boca a boca, como tantas
otras veces. Un amigo mejicano que me conoce bien, me
recomendó que no debería perderme la lectura
de este libro, ya algo viejo en los paneles de las librerías.
Ahora, al que ya era amigo, le aprecio todavía
un poco más. Pero, por favor, que nadie se llame
a engaño. Las cosas claras desde un principio,
no se trata de un libro para la gran masa, esa que se
esconde detrás de los bestsellers y de lo convencional,
se trata de un libro hermoso, con personalidad, interesante,
muy bien escrito y que hasta te puedes quedar sorprendido
cuando descubres que el autor es un hombre (cuando lo
lean se darán cuenta). Un gran libro, sin duda,
de los de paladear, de los que te hacen pensar, y que,
aunque no exento de lograr entretenimiento y hasta del
poder de hacerte sonreír en ocasiones o incluso
arrancarte una carcajada, no se trata de una de esas
novelas nacidas para exclusivamente la pura diversión.
Vamos, que lo que resulta ser es uno de esos libros
que más de un lector anda precisamente buscando
con tesón, claro, por poco frecuentes. Además,
miren por dónde, hasta por sí misma esta
obra termina convirtiéndose en un elogio de la
propia literatura, a través de múltiples
referencias que nos llevan a escritores conocidos, algunos
de ellos por cierto españoles: Javier Marías,
García Lorca, Antonio Muñoz Molina y a
otros muchos, como Faulkner, Woolf, Sebald, Kundera,
Virgilio y Ovidio, y hasta resulta que no falta el admirado
Cioran, aquel que, al igual que le sucede a la protagonista
del presente libro, nos retrotrae a la septuagenaria
lady Montague que “confesaba haber dejado de mirarse
en el espejo desde hacía once años.”
Ah, y de Donne, este recuerdo:
Los misterios del amor nacen en
el alma,
pero el cuerpo es el libro en que se leen.
Argumento. Aaliya es la protagonista de este libro,
una septuagenaria de cabello azul, abandonada pronto
por su marido, que nos va narrando su oculta pasión
por la literatura, que más que una afición,
se ha convertido en el engranaje que da razón
de ser a su existencia. Aaliya intenta pasar desapercibida
para el resto del mundo: trabaja en una casi olvidada
librería donde raramente entra algún cliente,
mantiene la mínima relación con su familia
y evita a toda costa el contacto con sus vecinas, "las
tres brujas", siempre cotilleando entre ellas.
Sin embargo, Aaliya, un ser hecho de papel y sin embargo
vivo, se crece en la soledad de su apartamento beirutí,
por cierto codiciado por sus hermanastros, en el que
ha creado un auténtico templo literario y donde
desde hace medio siglo, todos los días primero
de enero, comienza a traducir al árabe alguno
de sus libros favoritos. Aaliya sigue unas férreas
normas impuestas por ella misma que evita cambiar, puesto
que son las que le han permitido sobrevivir. Gracias
a los libros, la música y las traducciones, Aaliya
ha sido capaz de sobrellevar no sólo sus demonios
personales, sino también la desgracia de subsistir
en una ciudad permanentemente enfrentada a un clima
de guerra, en permanente convulsión y donde la
vida no tiene ningún valor.
En definitiva, La mujer de papel es una lectura
absolutamente recomendable para todos aquellos lectores
que sepan apreciar lo que hace que un libro adquiera
la categoría de único y atemporal.
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