El autor. Nacido en Huelva (1961) y residente en Sevilla desde 1979. Biólogo. Se ha dedicado fundamentalmente al género delcuento. Ha colaborado en varios periódicos y sus relatos, traducidos a diez idiomas, han sido recogidos en numerosas antologías. Ha recibido diversos premios. Obras publicadas: El cielo está López (Don Quijote, 1990). Manías y melomanías mismamente (Don Quijote, 1992). Relatos mínimos (Ediciones del 1900, 1996). El aburrimiento, Lester (Anaya & Mario Muchnik, 1996). Los tigres albinos (Pre-Textos, 2000). Las medusas de Niza (Algaida, 2000, 2003; su única novela hasta el presente). Los últimos percances (Seix Barral, 2005; Booket, 2017). El pez volador (Páginas de Espuma, 2008; 2016). La vuelta al día (Páginas de Espuma, 2016).

La Obra.


   En algún sitio leí, a propósito de Hipólito G. Navarro, que era el más importante de nuestros cuentistas actuales. Así que, ¿cómo podría haberme resistido a la lectura de este libro?  También leí que la aparición de esta obra se trataba de un auténtico acontecimiento. Cuando se parte de tantas alabanzas, siempre se corre el riesgo de salir defraudado. Eso fue lo que me sucedió.

     Ahora bien, debo reconocer que detrás de este autor hay que decir que subyacen aspectos singulares, atrevidos modos constructivos, que quizás han justificado ese prestigio que atesora y que se justificarían fundamentalmente en su obra precedente, que yo no conozco. También resulta que es muy fácil criticar. En todo caso, a mí este libro de cuentos, en términos generales, me defraudó. Y no me vengan con aquello de que cada uno cuenta los cuentos a su especial y original manera, de forma que solo los entienden ellos, y que por eso ya son discípulos de Kafka o de Beckett o de... A otro con ese cuento.

     Precisamente, a mí los cuentos de este libro que más me gustaron fueron los que se pueden considerar cómo más lineales. Cito dos: Tantas veces huérfano y La poda y la tala de los árboles frutales. Con eso quiero destacar que este libro de cuentos me pareció muy irregular, lo que no suele ser infrecuente en los de este género pero en este muy especialmente.

     El cuento Una infidelidad: puntos de fuga, coordenadas comienza así “Si una noche de verano un hombre sedentario…” ¿A que lo están pensando? Han acertado de pleno.Y digo pues, aprovechando la coyuntura: Si una noche de invierno un viajero, de Italo Calvino, es el título de un libro que más me gusta. Esas palabras, por alguna razón que desconozco, me perseguirán eternamente. Y bueno, tampoco está mal lo de La vuelta al día.